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Por dentro

El plan que diseña la dupla Frigolett-Marcel para frenar la elusión

El plan que diseña la dupla Frigolett-Marcel para frenar la elusión

El próximo director del Servicio de Impuestos Internos será el encargado de aterrizar la reforma tributaria del gobierno de Gabriel Boric que ya empieza a tomar forma. La principal tarea que le encomendó el ministro de Hacienda es disminuir la elusión y la evasión y terminar con los conflictos en una entidad marcada por la desconfianza y las tensiones entre los gremios y los altos puestos.

Por: Antonieta de la Fuente y Mateo Navas | Publicado: Sábado 26 de marzo de 2022 a las 21:00
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Hernán Frigolett (59) recibió la llamada de Mario Marcel a principios de marzo para pedirle que fuera el nuevo director del Servicio de Impuestos Internos (SII). Las reuniones entre ambos se iniciaron en la casa del actual ministro, en la comuna de Providencia -donde el expresidente del Banco Central armó una especie de oficina a la que congregó a sus futuros asesores- cuando éste todavía no asumía como la cabeza de Hacienda.

La urgencia en nombrar lo antes posible a un nuevo líder en el SII obedecía a dos cosas. Primero, que debía ser una persona alineada con el nuevo gobierno en el diseño de la reforma tributaria.

Y segundo, que la figura de Fernando Barraza a cargo de la entidad incomodaba a la administración de Gabriel Boric, que criticó en numerosas ocasiones que no hubiera presentado querellas de parte del organismo en contra de personas y empresas vinculadas al financiamiento ilegal de la política.

El gobierno no era el único incómodo. Los funcionarios del SII también tenían resquemores con Barraza.

Tanto así que ambos gremios de la entidad -la Asociación Nacional de Funcionarios (Aneiich) y la Asociación de Fiscalizadores (Afiich)- conversaron con el equipo tributario de Gabriel Boric y les mencionaron los principales puntos que debería tener el próximo director o directora del SII: que no fuera un asesor tributario activo, que conociera el servicio público y la política tributaria actual, y que no tuviera conflictos de interés.

Sin embargo, esto no se cumplió a cabalidad. En 2010, desde su empresa Aserta -una consultora que mezclaba asesoría sindical con temas de tarificación, ambientales, turismo y salud, que mantuvo entre el 2000 y 2014- Hernán Frigolett participó en la elaboración de un informe sobre el litio para SQM.

En todo caso, era un antecedente que ya estaba en conocimiento de Marcel, y el nuevo director del SII afirmó que se inhabilitaría en casos que involucraran a esta empresa.

Stickers y conflictos

El caso no empañó las celebraciones. El día que se dio a conocer el nombre de Frigolett, los grupos de WhatsApp de los funcionarios del SII se llenaron de stickers con mensajes de tranquilidad. “Fueron declaraciones de esperanza”, relata un trabajador que participa en uno de los chats. “Eso sí, estaremos muy atentos a su hoja de ruta. Si lo hace mal, seremos los primeros en decirlo”, aclara.

Por lo mismo, fueron varios los trabajadores del servicio que leyeron con lupa las 62 páginas del documento de Aserta. “Es un estudio de 62 hojas que, a precio de mercado, estaba bastante barato. Además, es un análisis técnico aceptado”, dice un alto funcionario.

De todas formas, la misma fuente matiza: “Queremos ser cautos. Le pediremos al director que nos explique más en detalle eso y que se inhabilite en casos como este. Y si hay que querellarse, habrá que hacerlo. Pero no hay un conflicto de interés latente. No es como cuando Julio Pereira apareció como representante legal de Price Waterhouse durante su gestión. Acá es distinto”, dice una persona del organismo.

Por ahora, Frigolett, economista de la Universidad de Chile y Master of Science en Economía de la Universidad de Londres, está coordinando su arribo con distintas subdirecciones. ¿La razón? Llegará en medio del proceso de operación renta y le gustaría tener todo en orden a partir del 1 de abril.

Pero su principal desafío, y la razón por la que Marcel lo eligió para ese cargo, será disminuir la elusión y la evasión tributaria, una medida a través de la cual se busca recaudar entre 2% y 2,5% del PIB. Es decir, el 50% de la mayor recaudación de este gobierno dependerá del éxito que tenga el nuevo director del SII en esta cruzada.

“Desde el punto de vista de la evasión y la elusión tiene que haber un cambio. Y si se vuelven a generar situaciones como las que vimos con el financiamiento ilegal de la política, hay que generar todas las instancias, y si los antecedentes avalan la querella, habrá que defender en tribunales los intereses del Estado. Ese es el ring de la pelea justa, donde la justicia tendrá que dirimir lo que corresponda”, afirma Frigolett.

En el nombre del padre

Mario Marcel y Hernán Frigolett nunca han trabajado juntos. Pero se conocen desde sus años de estudiantes de Economía en la Universidad de Chile, donde ambos formaron parte de la Asociación de Economistas Socialistas, que tras el retorno de la democracia se transformó en la comisión económica del Partido Socialista.

El recuerdo de Mario Marcel de esos años es que el nuevo director del SII llegaba frecuentemente con su papá, Dorcas Frigolett, un economista que trabajó en Corfo y luego Odeplan en los gobiernos de Eduardo Frei Montalba y Salvador Allende. “En la Corfo él tenía que ver la contabilidad nacional, acumular información para calcular el PIB de la economía. Ahí tengo la genética”, cuenta Hernán Frigolett.

Y es que el economista trabajó durante casi 15 años en el Banco Central a cargo de las cuentas nacionales. Su trabajo consistía precisamente en mejorar las mediciones del PIB, a través de la incorporación de métodos cuantitativos y cuentas satélites, es decir, mediante el cruce de información con variables que no estaban dentro del interés macro tradicional.

Ahí conoció a Marcel Claude, economista que desarrolló las mediciones de cuentas ambientales. Cuando Frigolett salió del Central en 1999 para fundar Aserta, su plan era trabajar en conjunto con Claude. Pero el excandidato presidencial terminó vinculándose a ONGs ambientales y su alianza no prosperó. “Nos perdimos la pista. En su paso por Oceana nunca tuvo el tiempo de dedicarse a la consultoría”, recuerda el nuevo director del SII.

Desde la consultoría, Frigolett trabajó con organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y la Cepal, y entidades del sector privado. Y también asesoró a los gobiernos de Honduras, Panamá, Guatemala, República Dominicana, entre otros, en diversas materias.

Fiscalizar platas fuera de Chile

Tras la consultoría, Frigolett volvió al mundo público, como Tesorero General de la República, cargo que ejerció entre 2014 y junio de 2018. Desde ahí, conoció de cerca el funcionamiento del SII, servicio con el cual, comentan fuentes internas, mantuvo una relación cordial. Pero eso no quita que el economista tenga una visión crítica: cree que hay mucho que mejorar.

Su visión es que la información que recoge y maneja el SII está subutilizada. “La información tributaria es una fuente para entender la economía formal, pero si a eso le agregas cruces con otras fuentes de datos por el lado de los gastos, ingresos no declarados, información sobre actividades informales, entre otros, puedes tener análisis de consistencia y sacar conclusiones que nos permitan fiscalizar de mejor manera. Tengo mucho que aportar en tratar de explotar con espíritu más crítico para que esas bases hablen mejor”, explica Frigolett.

En esa tarea, agrega, es clave el proyecto de ley que actualmente está avanzando en el Congreso que obligaría a los bancos a entregar información al SII de grandes saldos y abonos en cuentas corrientes, cuando éstos registren movimientos diarios, semanales o mensuales iguales o superiores a 1.500 UF (unos $45 millones).

“Esa información nos permite hacer análisis de consistencia y hacia allá va a estar buena parte de mis directrices, en una lectura de tiempo real para que la acción fiscalizadora sea más eficiente y contemporánea a lo que va sucediendo con los agentes económicos”, dice.

Lo que se ha adelantado de la reforma tributaria es que incluiría un impuesto al patrimonio, conocido como impuesto a los “súper ricos”, medida que ha sido criticada, incluso, en círculos cercanos a la centroizquierda. Estos argumentan que ven una difícil implementación de esa propuesta, a la vez que podría incentivar a las personas a sacar sus capitales del país e invertir afuera.

Pero Frigolett cree que es posible activar convenios internacionales para pesquisar los patrimonios de chilenos fuera del país. “Tenemos claro que tiene que ser un impuesto al patrimonio de residentes en Chile que considere todo lo que está afuera como lo que está dentro del país”, dice. Y agrega: “El desafío es cómo hacemos esas pesquisas y ahí se ha avanzado bastante en la coordinación entre entes tributarios para controlar las platas que se mueven y hay herramientas como convenios con otras administraciones tributarias para fortalecer los sistemas de información”.

Respecto de quienes han decidido o evalúan fijar domicilio tributario en otros países, opina que es algo que está dentro de las posibilidades: “Hay que ver cuáles son los efectos y tomarlo en cuenta. Y depende de cuál sea la tasa y que el costo de pagar ese impuesto no sea tan grande como para justificar un cambio de domicilio tributario”.

Rencillas y renuncias

La llegada de Frigolett se da en uno de los momentos más tensos al interior del Servicio de Impuestos Internos, especialmente entre la dirección y los gremios. 

“Esta administración (la de Barraza) piensa que la función principal del SII es recaudar. Pero no es así. Nuestro rol es controlar el correcto cumplimiento tributario de todos los contribuyentes”, afirma Juan Apablaza, presidente de la Asociación de Fiscalizadores de Impuestos Internos de Chile (Afiich). También agrega que en los últimos siete años “no se lograron grandes consensos con los funcionarios. Con Barraza no hablamos hace más de un año, perdimos la comunicación. Ni él, ni nosotros, lo hemos buscado”.

También existen tensiones con las subdirecciones. Esta semana presentaron su renuncia dos subdirectores: Carolina Soto, de Desarrollo de Personas, y Harry Ibaceta, de Grandes Contribuyentes. Este último es criticado por presuntos conflictos de interés.

Respecto a Soto, funcionarios confiesan que no encajó con las lógicas de una institución estatal. “Las subdirecciones están quebradas, unos se pelean con otros. En los últimos meses crecieron los problemas”, relata una fuente conocedora, quien dice que también esperan otra renuncia: la de José González, subdirector de Administración.

La tarea de Frigolett será poner paños fríos y recuperar las confianzas internas. Una labor que según Francisco Saffie, otro de los expertos que sonaban para el SII y que fue nombrado recientemente como embajador en la OCDE, le viene bien al economista. “Hernán, en su primer rol a cargo de un servicio, fue capaz de hacer una gestión súper exitosa y también con los funcionarios. Tiene habilidades blandas bastante buenas para complementar lo técnico”, dice.

Lo mismo reafirma Cristián Palma, quien fue asesor de la Tesorería, entidad que encabezó Frigolett entre 2014 y 2018: “Pasa mucho en los servicios públicos que se tensionan las relaciones entre asociaciones gremiales y jefaturas. Y él supo manejar muy bien eso, tiene buenas relaciones personales”.


El pecado original

A pesar de que le queda menos de una semana en el cargo, Fernando Barraza llega todos los días a las oficinas del SII a las 7:30 y se va pasadas las 9 de la noche. El jueves 31 de marzo será su último día con ese rol, luego de casi siete años.

Solo tuvo dos semanas para preparar la transición con el próximo director. Según comentan fuentes cercanas, la solicitud de renuncia -que llegó el martes 15 de marzo- fue recibida como un balde de agua fría. “Sí se lo esperaba, pero fue muy pronto”, reconoce un cercano. “Estaba trabajando en proyectos a largo plazo”, añade la misma persona.

Fernando Barraza y Hernán Frigolett ya comenzaron a preparar la transición. Ambos se conocen bien: coincidieron cuando Frigolett ejerció como Tesorero General de la República entre 2014 y 2018. Su relación siempre fue cordial.

Quienes defienden a Barraza dicen que es alguien conocido en la institución, un discípulo de Javier Etcheverry, el histórico director que asumió en 1990 y que renunció en 2002 cuando fue nombrado biministro de Obras Públicas y Transporte por Ricardo Lagos. Además, sus cercanos reiteran que Barraza asumió la dirección -vía Alta Dirección Pública- con “un fierro caliente”, en el peor momento del SII, afectado por los casos de platas políticas y el desfalco de $ 2.700 millones de contadores y funcionarios del organismo.

Pero su mayor flanco de crítica, dicen, fue no perseguir judicialmente casos de delitos tributarios, lo que, a juicio de diversos trabajadores, consagró un ambiente de impunidad, especialmente en los casos de financiamiento ilegal de la política. “Fue su pecado original. Quedó marcado para el resto de su gestión”, comenta un estrecho colaborador de Barraza.

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